Se trata de un vino muy personal elaborado por el enólogo Raúl Acha y su familia con las uvas recogidas de la viña centenaria que plantaron sus antepasados hace más de cien años y que ahora, como es típico de la Garnacha, ofrece unos vinos inmejorables. Todo el proceso de elaboración de este vino ha sido realizado a mano por los miembros de la familia Acha.